domingo, 15 de diciembre de 2013

Reciclar aceite 3. Jabón en polvo para lavadora

Ya hemos comentado las pautas básicas para hacer jabón en pastilla de uso diario para lavarnos las manos, quitar manchas, y un largo etc de usos del jabón “lagarto” o “chimbo” que se han ido perdiendo.

También conocemos una forma sencilla y muy barata de hacer nuestro propio jabón líquido friegaplatos.

Nos queda conocer los secretos de un tercer tipo de jabón de uso cotidiano, el jabón en polvo para lavar la ropa. Su fabricación es muy similar a la del jabón en pastilla pero con un ingrediente adicional que al endurecer lo convierte en polvo.

Para realizar esta receta, que me enseñó María la Patxa del proyecto La Alegrilla, necesitamos:
·         1 Kg de aceite usado, que colaremos desechando posos e impurezas.
·         200 gr de sosa NaOH, fácil de encontrar en droguerías
·         1 kg de agua del grifo
·      375 gr de percarbonato de sodio, que podemos encontrar en droguerías y de marca blanca en muchos supermercados


El proceso es, inicialmente, igual al de la fabricación de jabón en pastilla, del mismo modo que las precauciones a tomar: No usar utensilios de metal, realizar el proceso en un lugar ventilado, protegerse de salpicaduras…

En primer lugar creamos la lejía, añadiendo los 200 gr sosa al litro de agua. Mezclamos hasta que se disuelva totalmente, teniendo cuidado con los gases que se desprenden de la reacción. La lejía toma una temperatura entre 40 y 50 ºC por lo que debemos dejarla enfriar antes de añadir el aceite, ya que conviene que aceite y lejía tengan temperaturas similares para evitar que se corte la mezcla.
  
Una vez la lejía está a temperatura ambiente, se añade el aceite usado removiendo suavemente. Una vez incorporado podemos seguir mezclando con la batidora, lo que nos ahorrará mucho tiempo y esfuerzo!


Dejaremos de batir la mezcla cuando comience a trazar, es decir, cuando espese de tal forma que al remover, el surco creado permanezca unos segundos.

Una vez ha comenzado a trazar, podemos añadir el percarbonato. Pese a que no es muy recomendable cambiar de recipiente la mezcla de jabón, yo la pasé a un balde de mayor tamaño antes de añadir el percarbonato.


Tras añadir el percarbonato la mezcla se vuelve más espesa, permaneciendo visibles los granos del percarborato. Este jabón endurecerá rápidamente, en unas 4 o 6 horas durante las cuales se puede observar como el jabón “crece” aumentando de tamaño mientras se produce una exudación de agua que genera pequeños cristales en la superficie.



En la imagen puede verse el jabón endurecido tras una semana, y cómo la mezcla ha subido el recipiente dejando un curioso hueco en la parte baja. Llegado este punto conviene cortar el jabón en trozos más pequeños para favorecer el curado. Cuanta mayor superficie al aire tenga el jabón más rápido se produce el curado.


De esta forma lo podemos dejar 1 o 2 semanas más en las que endurecerá completamente. Tras este tiempo los trozos de jabón se habrán vuelto quebradizos, pudiéndose partir golpeándolos con un mortero o mazo, permitiendo desmenuzarlos en polvo incluso con las propias manos. Para ello no hay que olvidar los guantes ya que este jabón es agresivo con la piel, dado que aún no ha finalizado su proceso de curado.


El jabón ya en polvo lo dejaremos que termina de curar durante al menos 2 o 3 semanas más, removiendo cada pocos días para conseguir un acabado por igual. La cantidad obtenida ha llenado 2/3 de una caja de jabón comercial de maca blanca con un coste de 5 €, habiéndonos costado aproximadamente 1.50 €.  

De esta forma hemos conseguido un jabón de lavadora de calidad, que proporciona muy buenos resultados con una cantidad de producto incluso inferior a la que solemos usar de jabón comercial con un ahorro de más de la mitad.



lunes, 11 de noviembre de 2013

Hierba Luisa

La Hierba Luisa siempre ha tenido para mí connotaciones especiales, siendo una de las plantas medicinales a la que más asiduamente recurro para tomar en infusión.


Desde niña conozco en casa un arbusto de tronco leñoso y retorcido que tras la poda de otoño pasaba el invierno como un tronco inerte. Con los primeros esbozos de la primavera, del tronco aparentemente viejo y seco, comenzaban a brotar nuevas y olorosas hojas y pequeñas quimas.
 

La planta arbustiva de la Hierba Luisa es originaria de Sudamérica, pero pronto pasó a cultivarse en jardines de todo el mundo por su aroma y sus propiedades medicinales como tratamiento de problemas estomacales, bactericida, expectorante y relajante.

El aceite esencial extraído de sus hojas es muy aromático y posee acción bactericida, por lo que es muy apreciado en la industria cosmética para la fabricación de todo tipo de jabones, enjuagues bucales, lociones etc.

Su fragancia, similar a la del limón, y el sabor agradable de la infusión la hacen muy apetecible para el uso medicinal, siendo de gran efectividad para tratar:

·         Gases, digestiones pesadas y ardor de estómago
·         Dolores menstruales
·         Tos y exceso de mucosidad en catarros y gripes que afectan a los bronquios
·         Los gérmenes que causan el mal aliento
·         Los nervios

Las infusiones se realizan con un pequeño puñado de hojas secas. La recolección de las hojas se realizará a finales del verano, se cortarán las quimas más nuevas del árbol que se pondrán a secar a la sombra durante al menos un mes. Cuando estén secas estarán listas para su uso.


La mejor forma de conservarlas es en bolsas de papel o cajas de cartón donde asegurar que no serán afectadas por la humedad. Pero si se ha realizado un correcto secado, podemos embotarlas y conservarlas durante incluso varios años sin que pierdan su olor.


Dado su rico y fresco sabor puede servir para mezclar con otras hierbas o tés a los que queramos mejorar su gusto. Yo suelo mezclar un té verde que me resulta muy fuerte por sí solo con la hierba luisa y algo de estevia para endulzar, resultando una infusión muy apetecible.




martes, 29 de octubre de 2013

Cuidados de otoño para las Alcachofas

Las alcachofas proceden de la zona mediterránea, sur de Europa y norte de África. Son una planta perenne de la familia de los cardos. Existen diversas variedades, aunque en España la más común es la “Blanca de Tudela” cuyo fruto, que recibe el nombre de capítulo, es pequeño y ovalado.


Las plantas dan su fruto en el periodo de julio a octubre. Al final de este periodo los últimos capítulos se secan, así como las hojas más viejas, siendo hora de retirarlas.  


Dada su procedencia del clima mediterráneo, la planta de alcachofa aguanta temperaturas entre 7 y 39 grados, aunque el frío, y en especial las heladas, merman su crecimiento pudiendo estropear la planta con temperaturas negativas. Para proteger las plantas durante el invierno, es necesario realizar ciertos cuidados al comenzar los fríos del otoño.

El primer cuidado es el de quitar los restos secos de la cosecha de final de verano, así como las hierbas que aparecen alrededor de la planta. La alcachofa agradece el mantener su espacio libre. Tras esto conviene cavar la tierra, para que quede aireada.

Para proteger la planta del frío se debe colocar restos de hierba seca, pudiendo usar la capa superior de hierba del compost añadiendo así además nutrientes al terreno. Esta capa de paja hace de regulador a modo de manta que suaviza los cambios de temperatura.


De esta forma, tenemos las plantas preparadas para pasar el invierno y conseguir una buena cosecha el año siguiente. 


miércoles, 16 de octubre de 2013

Tareas de otoño en la huerta

El buen tiempo va dejando paso a días con menos horas de sol y fuertes heladas nocturnas. Los cultivos de verano, tomates, pimientos, pepinos, berenjenas,…. agotan sus últimos frutos, es hora de la siembra de la verdura de invierno.

Por lo tanto, tras la producción veraniega hay que preparar la tierra, agregándola nutrientes para la nueva cosecha. Las constantes siegas del jardín y las hierbas no deseadas eliminadas del huerto durante el verano han formado un excelente compost, que agregaremos a la tierra cavada y oreada.


Para la utilización del compost a base de hierba, separaremos la parte superior del compost, la hierba con menos tiempo de descomposición y menor grado de humedad. Bajo esta encontraremos el material más degradado ya listo para su incorporación a la tierra de cultivo.


La parte superior, de aspecto pajizo, no es desdeñable, la utilizaremos en la protección de cultivos delicados contra las heladas, por ejemplo haciendo camas alrededor de las plantas de alcachofas.

Una vez esparcido el compost sobre la tierra conviene mezclarlo, para lo que podemos utilizar una pala de ganchos, que al remover la tierra la desmenuza y mezcla.

Tras esto el terreno donde teníamos tomates está listo para plantar brócolis, berzas o repollos.


lunes, 30 de septiembre de 2013

La lavanda

La lavanda es una de las plantas aromáticas y terapeutas que más me gustan. Las bonitas y olorosas flores de esta planta arbustiva ornamentan tanto el jardín como cualquier estante en el que coloquemos un ramito. Su cultivo es sencillo dado que tiene pocas exigencias en cuanto al terreno, y se desarrolla bien en cualquier ambiente que no sea umbrío.

Originaria de los países mediterráneos es conocido su uso ya por los romanos en perfumes, baños y para ahuyentar mosquitos. En la cultura europea la lavanda se relacionaba con la sensualidad pero en oriente se apreciaba por sus características relajantes.

La lavanda en el huerto actúa como repelente de insectos que pueden afectar los cultivos, además las abejas tienen predilección por sus flores, lo que las atraerá a nuestra huerta favoreciendo la polinización.


El componente principal de la Lavanda es el aceite esencial, que contiene alcoholes terpénicos (linalol, geraniol y borneol) y esteres, entre otras muchas sustancias, responsables de sus propiedades sedantes, hipotensoras, antiinfecciosas y bactericidas.

Aprovechando estas propiedades la lavanda puede utilizarse como:
·         Calmante en caso de nervios, ansiedad, irritabilidad, insomnio, taquicardia y migrañas
·         Digestivo para tratar gases y sensación de hinchazón
·         Tratamiento de dolores reumáticos, infecciones cutáneas, heridas, etc
·         Repelente de mosquitos o para tratar las picaduras de insectos

Las formas de uso más habituales son:
·         Aceite: se maceran flores secas en un aceite de calidad, como aceite de almendras. Se usa externamente para problemas de la piel, quemaduras, sequedad o para aliviar picaduras de mosquitos. Un ligero masaje en las sienes con este aceite calma los nervios y alivia los dolores de cabeza.
·         Infusión: se hierve agua, se añade un puñado de flores y se deja en reposo unos minutos. Esta infusión es recomendable como calmante y digestivo.
·         Alcohol: se macera lavanda en alcohol sanitario de 96º. Se usa en fricciones contra tensiones musculares y para activar la circulación
·         Saquitos de flores secas: tras recoger las flores de la lavanda se dejan secar a la sombra al menos un par de semanas, tras lo que se introducen en saquitos de tela. De esta forma pueden usarse en los armarios como antipolilla, y a la vez ambientador. Las flores secas en una almohadita o un peluche pueden ayudar a los niños a relajarse a la hora de dormir. También pueden añadirse las flores en sacos de semillas terapéuticos, para que al calentarlos, se aprovechen sus propiedades calmantes. 

sábado, 31 de agosto de 2013

Reducir residuos con un compostador

Aproximadamente el 40% de los desechos que se generan en una vivienda son orgánicos, peladuras de patatas, de fruta, posos de café, cascaras de huevos... con ellos se puede generar compost, devolviendo así estos a la tierra siguiendo el ciclo natural.

El compost es un abono orgánico que se obtiene de la descomposición de la materia orgánica de origen vegetal o animal.

En el enlace hay un sencillo pero completo manual del compostaje doméstico:
Un compostador es simplemente el recipiente que permite realizar el proceso de compostaje. Comercialmente existen muchos tipos de compostadores. Los más comunes suelen estar hechos de material plástico y tienen multitud de formas y tamaños. Algunos de ellos son modulares, por lo que se puede ir ampliando en función del tamaño que se vaya necesitando.


Un contenedor de compostaje comercial de 300L tiene un precio en torno a 55 €. En cambio, hay muchos recipientes que pueden servirnos de compostador, bidones agujereados, distintas cajas de plástico…. O podemos realizar nosotros mismos un contenedor que se adapte a nuestras necesidades.

Por unos 25 € he construido un compostador de 600 L con dos compartimentos para separar los desechos de siega y los de la cocina. En la zona de siega, de 400 L (1.4 x 0.6 x 0.75 m) permite acopiar la hierba resultante de más de 400 m2.


Por lo general, la basura orgánica tiene un proceso de descomposición más lento que el de la hierba, por lo que si la cantidad de siega es abundante, como es mi caso, puede ser recomendable tener zonas de compostaje diferenciadas.

Los factores primordiales para la formación del compost son oxígeno, humedad y nitrógeno.


Por lo que el compostador debe favorecer el proceso:
·         La entrada de aire se asegura con zonas abiertas en los extremos y una tapa hecha con tela de saco.
·         Hay que procurar que el compost esté húmedo pero no empapado, conviene taparlo con tiempo caluroso para evitar la evaporación y destaparlo cuando llueve. Procurando que el compost esté siempre húmedo pero no empapado.
·         El nitrógeno puede añadirse tras formar capas de 15 cm de materia orgánica mediante aportes naturales como la gallinacea o, de no disponer de esta echando abono mineral.

El resultado es un abono orgánico de calidad que podemos utilizar para cualquier tipo de cultivo. 


lunes, 5 de agosto de 2013

Reciclar aceite 2. Hacer jabón líquido friegaplatos.

Ya hemos visto lo sencillo que es hacer jabón reciclando aceite. Pero no solo podemos hacer jabón en pastillas, también podemos fabricar nuestro propio jabón líquido para lavar los platos.

Es sencillo, lo elaboraremos a partir de sosa, aceite reciclado y agua, el que habrá que aportar en mayor proporción que al fabricar jabón sólido. Asique usaremos:
·         25 gr de sosa
·         125 ml de aceite usado
·         1 l de agua
·         Una cucharada de postre de sal

En un recipiente ponemos el agua, al que añadimos la sosa y revolvemos para que esta se disuelva. Como ya se explicaba en la elaboración de jabón en bloque, hay que tener ciertas precauciones:
·         No utilizar ningún elemento o utensilio de aluminio
·         Hacer la mezcla en un lugar bien ventilado para evitar los vapores tóxicos que se producen al diluir la sosa en agua.
·         Tener precaución con las salpicaduras de la lejía resultado de la mezcla de la sosa en el agua.

Una vez la sosa se ha disuelto se añade el aceite, y se remueve hasta conseguir una mezcla homogénea de consistencia densa. Esta mezcla la ponemos en un recipiente que podamos cerrar, como una botella de litro y medio de agua, añadimos la cucharada de sal, tapamos y agitamos. Al dejar la mezcla en reposo, esta se separa en dos fases una acuosa que quedará abajo y una menos densa correspondiente al jabón. Esto es producto del exceso de agua necesario para evitar que se produzca la solidificación en el proceso de formación del jabón.


Durante 5 o 10 días mantendremos la mezcla en la botella destapada, en un lugar seco y sombrío. Para evitar la exposición al sol podemos simplemente cubrir la botella con papel. En estos días mezclaremos enérgicamente, tipo coctelera, el jabón una o dos veces al día. Tras las sucesivas mezclas, la fase acuosa disminuye formándose una mayor cantidad de jabón.


En la imagen pueden verse las marcas de la evolución del jabón a hechas cada día. Una vez se ha formado el jabón, podemos añadirle algún aceite esencial, es especialmente indicado el de árbol de té.

Este aceite esencial tiene infinidad de usos, pero el que aprovecharemos es el antibacteriano. Su poder para eliminar bacterias es de hasta 1000 veces superior al de un limpiador desinfectante común.

El resultado es un jabón denso, suave con la piel, que adquiere un olor agradable del aceite esencial, que potencia su acción de limpieza. Para mayor comodidad a la hora de fregar podemos verter el jabón en un recipiente dosificador, que podemos reutilizar.
 

Y por unos pocos céntimos de la sosa usada se consigue casi un litro de detergente friega platos. ¡Este sí que cunde más de lo que cuesta! 


martes, 23 de julio de 2013

Infusiones, tisanas y tés.

Con el calor, no debemos descuidar la ingesta de líquidos. Todos sabemos la recomendación de beber 2 litros de agua diarios, pero a veces tomar tal cantidad es complicado. El agua puede no apetecernos, pero podemos tomar otras bebidas que además de hidratarnos pueden aportarnos otros beneficios como el té o las infusiones.

A veces cuando queremos disfrutar de alguna hierba aromática, se nos recomienda prepararla en forma de infusión, decocción, tisana…. Términos que no siempre tenemos claros.

La infusión se prepara vertiendo directamente el agua muy caliente, sin llegar a hervir, sobre las hierbas, flores, frutos etc que se quieran infusionar. Tras verter el agua caliente, la bebida se tapa y se deja reposar unos minutos. Una vez la infusión está lista se cuela y puede tomarse aún caliente o dejarla enfriar. Suelen tomarse como infusión la manzanilla, el menta poleo, el mate o el té.

En la tisana, al contrario que en la infusión, son las hierbas o especias las que se calientan con el agua dejándolos hervir algunos minutos. A este proceso se le denomina también decocción. Tras hervir durante 5-10 minutos se deja reposar otro tanto y se cuela para su consumo.

Por lo tanto:
  • Los términos tisana y decocción corresponden a un mismo proceso, en el que los ingredientes alcanzan el punto de ebullición en el agua.
  • La infusión es una de las formas de preparar hierbas y especias, vertiendo agua sobre estas sin haber alcanzado la ebullición.
  • El té se prepara como una infusión, pero este término hace referencia a todas aquellas bebidas realizadas a partir de la planta de té,  la camellia sinensis. Las variedades del té se obtienen a partir de la recolección de distintas partes de la planta, las hojas, las ramas o las semillas, y a distintos procesos de oxidación o fermentación de éstas.

viernes, 21 de junio de 2013

Agua de Caléndula. Tónico calmante natural

El aceite de caléndula es solo una de las muchas formas de las que se pueden aprovechar las propiedades de esta agradecida planta. La caléndula es muy usada en la elaboración de tónicos faciales por sus propiedades calmantes que aportan elasticidad e hidratación.

Se puede obtener un tónico casero fácilmente mediante la destilación. A partir de la destilación de plantas aromáticas se obtienen los aceites esenciales y como subproducto hidrolatos o aguas aromáticas que pueden usarse como tónicos.

El tipo de destilación usado para obtener los aceites esenciales y componentes activos afines al agua es el del arrastre por vapor.

En la destilación por arrastre de vapor de agua se separa el componente volátil de una mezcla de los no volátiles. El componente volátil queda unido al medio acuoso tras la condensación del vapor, separándose de la parte insoluble y las impurezas. 

Lo idóneo para realizar este tipo de destilación es utilizar un alambique, pero si no disponemos de uno, por otro lado lo más normal, podemos destilar de forma rudimentaria convirtiendo nuestra cocina en un pequeño laboratorio. Para ello usaremos:
·         Una olla a presión (de las de pitorro)
·         Una goma hueca que encaje en la salida de vapor
·         Un recipiente de vidrio resistente al calor
·         1L de agua mineral
·         50 gr de flores frescas de caléndula

Siguiendo el siguiente esquema

Como se puede ver en la imagen, como condensador del vapor que sale a través de la goma unida a la olla, he usado una bolsa de plástico con cubitos de hielo. El vapor, condensado en gran medida llega al recipiente de cristal donde se concentra en fase acuosa.


De esta forma obtenemos unos 250 ml de hidrolato, con todas las propiedades de la caléndula. En la superficie del hidrolato se formarán estrellas de grasa, el aceite esencial que aparece en muy pequeña contración. Por la dificultad para separar la fase oleosa y acuosa, y dado a que el aceite mejora las propiedades, usaremos la mezcla como base del tónico. Este es incoloro, con un ligero olor, procedente en gran medida de la mezcla con las partículas de aceite esencial.

Una buena receta de un tónico para pieles mixtas, grasas o con tendencia acneica es:
·         100 ml de agua de caléndula
·         Una cucharada pequeña rasa de polvos de talco
·         3 gotas de aceite esencial de árbol del té (podría sustituirse por una cucharadita de alcohol)

Un hidrolato puede conservarse alrededor de un año si está tapado herméticamente y protegido de la luz solar. Por lo que la vida útil de un tónico casero es larga, sobretodo si tenemos en cuenta que no utilizamos ninguna sustancia como conservante.

viernes, 31 de mayo de 2013

Huerta sin químicos

Tener una huerta es una búsqueda de naturalidad, de calidad, huyendo de producciones masivas a base de químicos, recolecciones prematuras y largas cadenas de conservación para finalmente llegar a nuestra cesta (reutilizable) inflados de precio.

Por todo esto cada vez somos más los que plantamos nuestras hortalizas e intentamos disminuir el consumo de productos químicos para el control y tratamiento de plagas. Consultando he encontrado unos cuantos métodos interesantes.

Productos Plagas Elaboración Dilución Consejos
Purín de hortiga Pulgones Insectos
Arañuela
Hongos
Macerar dos días 100 gr de ortigas en 5L de agua. No. Aplicación directa No usar un recipiente metálico
Agua jabonosa Mosca blanca Diluir 30 gr de jabón de potasa, jabón casero o jabón tipo chimbo lagarto, marsella…. en 1 L de agua. No. Aplicación directa Empapar las plantas con agua antes de aplicar. Tras 1 o 2 días de la aplicación pasar un paño húmedo por las hojas de la planta
Alcohol de ajo Gorgojo
Pulgones
Gusanos Ácaros
Machacar o triturar 4 o 5 dientes de ajo en 1/2L de alcohol sanitario y 1/2L de agua. Dejar reposar 12-24 horas y colar. No. Aplicación directa Pasar la mezcla por la batidora antes de dejar reposar.
Solución de tabaco Cochinilla
Pulgones
Gusanos
Orugas
Macerar 50 gr de tabaco en 1L de agua. Sí. 1/4.
Diluir 1L de la mezcla en 4L de agua
Añadir una pequeña cantidad de jabón a la mezcla para que se adhiera a la planta

De todos ellos, únicamente he probado el purín de ortiga que he utilizado contra hongos y pulgón.


Tras realizar la maceración de ortigas, utilicé un pulverizador para aplicarlo en las hojas y quimas de un limonero que tenían manchas negras, como suciedad que podía quitarse al frotar, y que según he sabido son hongos. He tratado el limonero pulverizando el purín sobre él, y mientras está húmedo, limpiaba con un trapo de algodón seco las hojas más afectadas. Con este tratamiento 1 vez a la semana durante un mes ha mejorado mucho pese al tiempo húmedo y lluvioso muy propicio para la proliferación de hongos. Tras las primeras aplicaciones, ahora tiene un mejor aspecto, y las hojas han recuperado verdor.


También lo he usado para combatir el pulgón que aparecía en los tallos más tiernos y los frutos (¡como tontos!) de las alcachofas. En este caso para eliminar el pulgón es necesaria una aplicación más intensa, casi diaria. Cuando comencé a aplicarlo algunos tallos estaban tamizados por la plaga, por lo que al igual que con el limonero, mientras estaban húmedos los limpiaba utilizando guantes de plástico. De esta forma conseguí limpiar mucho las plantas, y con sucesivas aplicaciones tener a raya al pulgón, aunque no eliminarlo por completo, pero el clima de este año en el Norte de España no está ayudando nada en la salud y esplendor de las huertas.

He leído que el agua jabonosa es buena contra los insectos que aparecen en las plantas de alubias y judías. Pero todavía no he podido comprobarlo, y en cuanto a la solución de tabaco, su uso en la agricultura ecológica está actualmente vetado por su contenido en nicotina, aunque hasta hace unos años sí estaba permitida y aún tiene defensores.

Os animo a investigar sobre este tipo de productos naturales, a probarlos en vuestras huertas y a compartir los resultados.

lunes, 20 de mayo de 2013

Aceite de caléndula

La caléndula es una flor silvestre, un tipo de margarita con un color naranja muy intenso que crece de forma abundante en lindes de senderos, junto a paredes y caminos… También se la conoce como flor maravilla por sus abundantes propiedades, entre las que destacan la antiinflamatoria, antiséptica, fungicida e hidratante, siendo muy valiosa para tratar las pieles sensibles o problemas dermatológicos dando nutrición y elasticidad a la piel.


Una de las formas más sencillas de aprovechar los beneficios de la caléndula es mediante su aceite. El aceite de caléndula podemos realizarlo en casa mediante la obtención de un oleato. Los oleatos se realizan mediante la maceración de las flores u hojas de una determinada planta en un aceite. Los aceites más comunes utilizados como base son el de oliva por su acción nutritiva, el de girasol por ser rico en vitamina E, y el de almendras por su capacidad suavizante y regenerante.  La maceración en aceite permite la adición de las sustancias lipófilas, sustancias afines a los lípidos, solubles en las grasas, procedentes de los elementos en maceración.

El proceso para hacer un oleato de caléndula es sencillo, solo necesitamos:
·         Flores de caléndula secas
·         Aceite de almendras
·         Un tarro de cristal


En un tarro de cristal ponemos las flores de caléndula secas, y las cubrimos por completo con aceite de almendras. Para evitar que las flores se enmohezcan es importante que estén secas y que cubiertas por completo, de no ser así la humedad y la exposición al aire puede desencadenar procesos de degradación.


El tiempo de preparación es de entre 2 y 4 semanas, es aconsejable tenerlo en un sitio cálido pero sin exponerlo directamente al sol. Una vez transcurrido un mes el aceite está listo para ser colado y guardado en un recipiente que no expondremos a la luz. Para ello puede usarse un bote opaco o un simple recipiente de plástico que guardemos en un armario del baño.

De esta forma se obtiene un aceite de caléndula concentrado de uso externo. Antes de aplicarlo sobre una zona delicada o con problemas es aconsejable poner una pequeña cantidad para comprobar que no hay reacciones en la piel.

Algunas de las aplicaciones de este aceite son:
·         Picaduras de insectos
·         Pieles secas o agrietadas
·         Quemaduras
·         Eczemas
·         Inflamaciones,
·         Pequeñas heridas en fase de cicatrización
·         Piernas cansadas
·         Varices

También puede usarse como un aceite hidratante enriquecido, diluyéndolo al 50% en aceite de almendras, resultando muy apropiado para aplicar después de exponernos al sol, hidratando y calmando la piel.