domingo, 15 de diciembre de 2013

Reciclar aceite 3. Jabón en polvo para lavadora

Ya hemos comentado las pautas básicas para hacer jabón en pastilla de uso diario para lavarnos las manos, quitar manchas, y un largo etc de usos del jabón “lagarto” o “chimbo” que se han ido perdiendo.

También conocemos una forma sencilla y muy barata de hacer nuestro propio jabón líquido friegaplatos.

Nos queda conocer los secretos de un tercer tipo de jabón de uso cotidiano, el jabón en polvo para lavar la ropa. Su fabricación es muy similar a la del jabón en pastilla pero con un ingrediente adicional que al endurecer lo convierte en polvo.

Para realizar esta receta, que me enseñó María la Patxa del proyecto La Alegrilla, necesitamos:
·         1 Kg de aceite usado, que colaremos desechando posos e impurezas.
·         200 gr de sosa NaOH, fácil de encontrar en droguerías
·         1 kg de agua del grifo
·      375 gr de percarbonato de sodio, que podemos encontrar en droguerías y de marca blanca en muchos supermercados


El proceso es, inicialmente, igual al de la fabricación de jabón en pastilla, del mismo modo que las precauciones a tomar: No usar utensilios de metal, realizar el proceso en un lugar ventilado, protegerse de salpicaduras…

En primer lugar creamos la lejía, añadiendo los 200 gr sosa al litro de agua. Mezclamos hasta que se disuelva totalmente, teniendo cuidado con los gases que se desprenden de la reacción. La lejía toma una temperatura entre 40 y 50 ºC por lo que debemos dejarla enfriar antes de añadir el aceite, ya que conviene que aceite y lejía tengan temperaturas similares para evitar que se corte la mezcla.
  
Una vez la lejía está a temperatura ambiente, se añade el aceite usado removiendo suavemente. Una vez incorporado podemos seguir mezclando con la batidora, lo que nos ahorrará mucho tiempo y esfuerzo!


Dejaremos de batir la mezcla cuando comience a trazar, es decir, cuando espese de tal forma que al remover, el surco creado permanezca unos segundos.

Una vez ha comenzado a trazar, podemos añadir el percarbonato. Pese a que no es muy recomendable cambiar de recipiente la mezcla de jabón, yo la pasé a un balde de mayor tamaño antes de añadir el percarbonato.


Tras añadir el percarbonato la mezcla se vuelve más espesa, permaneciendo visibles los granos del percarborato. Este jabón endurecerá rápidamente, en unas 4 o 6 horas durante las cuales se puede observar como el jabón “crece” aumentando de tamaño mientras se produce una exudación de agua que genera pequeños cristales en la superficie.



En la imagen puede verse el jabón endurecido tras una semana, y cómo la mezcla ha subido el recipiente dejando un curioso hueco en la parte baja. Llegado este punto conviene cortar el jabón en trozos más pequeños para favorecer el curado. Cuanta mayor superficie al aire tenga el jabón más rápido se produce el curado.


De esta forma lo podemos dejar 1 o 2 semanas más en las que endurecerá completamente. Tras este tiempo los trozos de jabón se habrán vuelto quebradizos, pudiéndose partir golpeándolos con un mortero o mazo, permitiendo desmenuzarlos en polvo incluso con las propias manos. Para ello no hay que olvidar los guantes ya que este jabón es agresivo con la piel, dado que aún no ha finalizado su proceso de curado.


El jabón ya en polvo lo dejaremos que termina de curar durante al menos 2 o 3 semanas más, removiendo cada pocos días para conseguir un acabado por igual. La cantidad obtenida ha llenado 2/3 de una caja de jabón comercial de maca blanca con un coste de 5 €, habiéndonos costado aproximadamente 1.50 €.  

De esta forma hemos conseguido un jabón de lavadora de calidad, que proporciona muy buenos resultados con una cantidad de producto incluso inferior a la que solemos usar de jabón comercial con un ahorro de más de la mitad.