Ya hemos visto lo sencillo que es hacer
jabón reciclando aceite. Pero no solo podemos hacer jabón en pastillas, también
podemos fabricar nuestro propio jabón líquido para lavar los platos.
Es sencillo, lo elaboraremos a partir de
sosa, aceite reciclado y agua, el que habrá que aportar en mayor proporción que
al fabricar jabón sólido. Asique usaremos:
·
25 gr de sosa
·
125 ml de aceite usado
·
1 l de agua
·
Una cucharada de postre de
sal
En un recipiente ponemos el agua, al que
añadimos la sosa y revolvemos para que esta se disuelva. Como ya se explicaba
en la elaboración de jabón en bloque, hay que tener ciertas precauciones:
·
No utilizar ningún elemento o
utensilio de aluminio
·
Hacer la mezcla en un lugar
bien ventilado para evitar los vapores tóxicos que se producen al diluir la
sosa en agua.
·
Tener precaución con las
salpicaduras de la lejía resultado de la mezcla de la sosa en el agua.
Una vez la sosa se ha disuelto se añade
el aceite, y se remueve hasta conseguir una mezcla homogénea de consistencia
densa. Esta mezcla la ponemos en un recipiente que podamos cerrar, como una
botella de litro y medio de agua, añadimos la cucharada de sal, tapamos y
agitamos. Al dejar la mezcla en reposo, esta se separa en dos fases una acuosa
que quedará abajo y una menos densa correspondiente al jabón. Esto es producto
del exceso de agua necesario para evitar que se produzca la solidificación en
el proceso de formación del jabón.
Durante 5 o 10 días mantendremos la
mezcla en la botella destapada, en un lugar seco y sombrío. Para evitar la
exposición al sol podemos simplemente cubrir la botella con papel. En estos
días mezclaremos enérgicamente, tipo coctelera, el jabón una o dos veces al
día. Tras las sucesivas mezclas, la fase acuosa disminuye formándose una mayor
cantidad de jabón.
En la imagen pueden verse las marcas de
la evolución del jabón a hechas cada día. Una vez se ha formado el jabón,
podemos añadirle algún aceite esencial, es especialmente indicado el de árbol
de té.
Este aceite esencial tiene infinidad de
usos, pero el que aprovecharemos es el antibacteriano. Su poder para eliminar
bacterias es de hasta 1000 veces superior al de un limpiador desinfectante
común.
El resultado es un jabón denso, suave con
la piel, que adquiere un olor agradable del aceite esencial, que potencia su
acción de limpieza. Para mayor comodidad a la hora de fregar podemos verter el
jabón en un recipiente dosificador, que podemos reutilizar.
Y
por unos pocos céntimos de la sosa usada se consigue casi un litro de detergente
friega platos. ¡Este sí que cunde más de lo que cuesta!
No hay comentarios:
Publicar un comentario