Los
puerros se plantan en verano (Por San Pedro se saca el ajo y se pone el puerro)
y/o en otoño, y aguantan perfectamente las temperaturas bajas, permaneciendo
todo el invierno en nuestra huerta. Se pueden plantar en cualquier tipo de tierra,
aunque para que tengan un buen desarrollo necesitan ser abonados
abundantemente. Para tener más tiempo puerros frescos es aconsejable plantarlos
en dos tandas.
No
es una planta que necesite demasiados cuidados durante su cultivo, pero es
bueno mover la tierra alrededor de los puerros arrimándosela, para así
conseguir una mayor longitud de tallo blanco. Además al mover la tierra se
aprovecha para quitar las hierbas no deseadas que crezcan entre ellos, que
suelen ser muchas debido al abono.
Cuando
los puerros comienzan a engordar, es recomendable cortar las puntas de las
vástigas, para que así dejen de crecer y concentren su desarrollo en engordar.
Los
puerros están listos para su consumo a finales del invierno o principios de
primavera. Se pueden ir sacando de la tierra a medida que se van necesitando,
de esta forma los conservamos más tiempo frescos.
Los
puerros pueden prepararse de mil maneras, en general suelen ser buen
acompañante o sustituto de la cebolla.
Los
Puerros contienen, fibra, un 94% de agua, vitaminas (A, C, B6) y minerales (Potasio,
Calcio, Fosforo, Sodio, Hierro) y otros componentes como Tianina, Riboflavina,
Niacina, Acido ascórbico, Folatos, Acido ascórbico…
Sus
principales beneficios para la salud repercuten en el sistema inmunológico, lo
que lo hace adecuado para caldos en época de resfriados. Es diurético y
favorece la circulación, combate la retención de líquidos y es muy bajo en
calorías, por lo que se indica para cuidar la línea.
Y
aquí una foto de algunos de la cosecha de esta temporada
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