Comienza la primavera, y con ella el periodo más activo de las huertas. Después del frío en el que se desarrollan las llamadas verduras de invierno, berzas, repollos, brócolis y puerros van dando paso a guisantes, zanahorias, antes de que sea el tiempo de judías, pimientos, tomates, lechugas…
Entre los meses de febrero – abril, es la época en la que se realizan los semilleros para obtener las plantas que, llegado el verano, llenarán las huertas. El momento más adecuado para su realización depende del clima del lugar donde nos encontramos, de la duración y crudeza del invierno de ese año, la fase lunar… y de dónde vayamos a hacer el semillero.
Las pautas básicas para hacer un buen semillero con éxito son:
- Utilizar un recipiente con agujeros que permita el drenaje de la tierra.
- Usar una tierra rica en nutrientes y suelta, para facilitar que las semillas broten.
- Plantar semillas de calidad, guardadas de la cosecha anterior o compradas. En este caso es importante adquirirlas en un lugar de confianza donde no vendan semillas de años anteriores o mal conservadas que pueden no ser aptas para su desarrollo.
- Realizar la siembra durante la fase lunar adecuada. Aunque la información que podemos encontrar al respecto es confusa y contradictoria, el periodo de siembra de semilleros más adoptado es el de cuarto menguante.
- Ubicar el semillero en un lugar protegido. Lo idóneo para cobijar a los semilleros de los cambios bruscos de tiempo que suelen darse en ésta época del año es disponer de un invernadero.
En casi cualquier tienda con material de jardinería encontramos invernaderos, sencillos de montar y a precios normalmente asequibles. Mi primera experiencia con invernaderos fue con uno de este tipo, que coloqué pegado a una pared soleada. Los semilleros y plantas que coloqué en él fueron muy agradecidos, por lo que este año estoy pensando en aumentar el espacio dedicado a invernadero.
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